53 aniversario del fallecimiento de Sir Winston Churchill. el líder más inspirador de su época, el orador más poderoso de su tiempo y el rostro más elocuente de la libertad.
Cuando asumió la responsabilidad del gobierno, en la hora más oscura del Imperio, en la primavera de 1940 Churchill, sin dudar ni vacilar afirmó:
"Si somos capaces de enfrentarnos a esta amenaza , toda Europa podrá ser liberada y la vida del mundo podrá avanzar hacia las tierras altas, extensas e iluminadas por el sol. Pero si fallamos, entonces, el mundo entero, incluyendo los Estados Unidos, incluyendo todo lo que hemos conocido y nos ha importado, se hundirá en el abismo de una nueva era oscura, aún más siniestra y tal vez más prolongada gracias a las luces de una ciencia pervertida. Vamos a hacernos cargo de nuestras obligaciones y seamos conscientes de que si el Imperio Británico y su Commonwealth perduran por mil años, los hombres seguirán diciendo: 'Ésa fue su mejor hora'"
Sobre Chamberlain, y su apaciguamiento ante el totalitarismo nazi: "Se le ofreció poder elegir entre la deshonra y la guerra y elegió la deshonra, aunque también tendrá la guerra"
El 13 de mayo de 1940 Winston Churchill comparecía ante la Cámara de los Comunes para ser nombrado Primer Ministro de Gran Bretaña.
Durante años, el país había vivido convencido que con las ideologías violentas y totalitarias era más que suficiente una política de apaciguamiento, de dejarles hacer, de no condenarles, de no perseguirles, de no enfrentamiento, de medias palabras y medias disculpas.
Toda esa política saltó por los aires una mañana de septiembre de 1939. En ese momento el país entendió por fin que no hay apaciguamiento posible con los violentos; que con los que quieren destruir su sistema de vida y de valores no hay pacto ni negociación posible.
Cuando Churchill recibió el encargo de asumir el gobierno su discurso de aceptación no pudo ser más claro:
" Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia, y que muchos preparativos tienen que hacerse aquí y en el exterior. En esta crisis, espero que pueda perdonárseme si no me extiendo mucho al dirigirme a la Cámara hoy. Espero que cualquiera de mis amigos y colegas, o antiguos colegas, que están preocupados por la reconstrucción política, se harán cargo, y plenamente, de la falta total de ceremonial con la que ha sido necesario actuar. Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: «No tengo nada más que ofreceros que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor».
Tenemos ante nosotros una prueba de la más penosa naturaleza. Tenemos ante nosotros muchos, muchos, largos meses de combate y sufrimiento. Me preguntáis:
¿Cuál es nuestra política?. Os lo diré: Hacer la guerra por mar, por tierra y por aire, con toda nuestra potencia y con toda la fuerza que Dios nos pueda dar; hacer la guerra contra una tiranía monstruosa, nunca superada en el oscuro y lamentable catálogo de crímenes humanos. Esta es nuestra política.
Me preguntáis; ¿Cuál es nuestra aspiración?. Puedo responder con una palabra:
Victoria, victoria a toda costa, victoria a pesar de todo los terrores; victoria por largo y duro que pueda ser su camino; porque, sin victoria, no hay supervivencia. Tened esto por cierto; no habrá supervivencia para todo aquello que nosotros hemos defendido, no habrá supervivencia para el estímulo y el impulso de todas las generaciones, para que la humanidad avance hacia su objetivo. Pero yo asumo mi tarea con ánimo y esperanza.
Estoy seguro de que no se tolerará que nuestra causa se malogre en medio de los hombres. En este tiempo me siento autorizado para reclamar la ayuda de todas las personas y decir: «Venid, pues, y vayamos juntos adelante con nuestras fuerzas unidas."
Donde están los líderes europeos con ideas claras ante totalitarismos como el de Venezuela?